11 mar 2016

Pensar en el negocio audiovisual

Por Juan Relmucao


 
El muchacho se fastidia porque el tren atraviesa una zona sin wifi: adiós al streaming del fútbol. Se esperaba una reunión de cine con amigos, pero Netflix no funciona ¿Y ahora? Las ojeras y la media hora de retraso en el trabajo no mienten: alguien pasó la noche viendo su serie favorita. Efecto mariposa: a una chica la miran raro porque lleva un reproductor mp3 y Spotify Argentina crece año tras año. 
 


Basta tomar algún transporte público para notarlo: la tecnología digital se integra cada vez más en nuestro día a día. En este escenario, donde un sociólogo cualquiera podría encontrar una cultura de lo digital, un gran ecosistema de empresas encuentra la oportunidad de ampliar un mercado de potencial enorme: el de los contenidos digitales. Un rubro que, en comparación con países tecnológicamente más desarrollados, todavía está gestándose.

Los números de los gigantes del streaming Netflix y Spotify -aunque no publiquen sus cifras por país- sirven para tener una idea de la magnitud del negocio: cinco millones son los abonados que tiene la platoforma audiovisual en América Latina y quince millones los suscriptos a la distribuidora de música on line. Mientras la televisión aparece como un soporte estático ante la era On Demand, los smartphones pelean -y con muchos argumentos- por el cetro de la primera pantalla. Y eso no sólo lo saben los privados.

Streaming estatal

En una iniciativa inédita en América Latina, el Estado argentino lanzó en noviembre pasado la primera plataforma de contenidos audiovisuales de gestión pública: Odeón. Simplificado como “el Netflix criollo” por la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner, el sitio ofrece de manera gratuita más de 1000 horas de streaming entre películas clásicas, estrenos del cine nacional, series, cortos y documentales.

No obstante, este proyecto resume de manera cabal el desarrollo primitivo que tiene el sector en Argentina; cualquiera puede acceder a la oferta del sitio, pero todavía no están articulados los circuitos vitales para cualquier industria cultural: las formas de pago. El portal, que depende del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, debe fidelizar a sus clientes y lograr que paguen por los contenidos que consumen. O, lo que es lo mismo, debe volverse sustentable para sí y para quienes generan los contenidos que ofrece.

Para cumplir ese objetivo la plataforma planea salir al mercado con un sistema de abono mensual que permitirá el acceso a algunos contenidos específicos, mientras que el resto de la oferta de la web seguirá siendo de acceso gratuito. El desafío consiste en lograr que el público pague por este servicio de Odeón como muchos consumidores lo hacen con Netflix y Spotify, pero para eso se necesita mucho más que una buena oferta de series y películas.



La plataforma Odeón fue lanzada por el Estado en 2015.

Montar el negocio

Estructurar y aceitar los mecanismos que posibiliten a artistas, productoras y distribuidoras salir ganando; ir contra la idea de Internet como un espacio donde todo circula de manera gratuita y generar en el espectador la costumbre de pagar por lo que consume. Según el periodista cultural Pablo Manzotti -especializado en series digitales y autor de Seriemanía (Random House, 2014)- ahí está el nudo de la trama. “Mientras en EE.UU. -por citar un país en el que el consumo de contenidos digitales está más arraigado- existe un mercado estructurado para distribuir contenidos audiovisuales de manera tal que todos los participantes involucrados en ese mercado reciban una paga por su trabajo, en Argentina existe una idiosincrasia muy fuerte al respecto de que en Internet todo es gratis”, señala Manzotti. “Si bien Internet aparece como el gran elemento igualador ante la hegemonía de las discográficas o los grandes estudios de cine, que en Argentina se haya vuelto un hábito no pagar por nada de lo que se descarga o se reproduce online salvo por las plataformas que todo el mundo conoce, es un problema para las productoras independientes”, reflexiona el editor de Otros Cines. “En algún momento -advierte- esos tipos, los actores, los sonidistas, todo el que forme parte del armado de un audiovisual, van a tener que cobrar algo. Si no, es insostenible”.

Quiénes van a invertir, en qué proporciones y cómo se organizarán los retornos de esa inversión es una de las principales incógnitas en la consolidación del hábito de ver contenidos On Demand. Una costumbre que, a esta altura, y con cada vez más personas utilizando servicios de streaming, se avisora imparable.

Una política del streaming


“Ya hoy podemos preguntarnos de qué hablamos cuando hablamos de ver televisión”, advierte Manzotti. Para él “está claro que la cantidad de público que se vuelque a las pantallas de los smartphones o de las computadoras va a ir creciendo, y que la modalidad On Demand va a contar con más usuarios, es algo que en el mundo está sucediendo y que en Argentina tiene terminar de estructurarse todavía”.

El director de “Concert” la primera serie web ambientada e inspirada íntegramente por el Conurbano, Javier Colongo, advierte que “Argentina atraviesa un momento bisagra a la hora de definir cómo se producen y consumen contenidos”. “Esta cambiando el paradigma”- afirma el director- “se está abriendo un camino que no sabemos hacia dónde va exactamente, pero que es un hecho. Podemos sorprendernos al pensar en cómo veíamos contenidos hace 10 años, pero es más interesante pensar cómo vamos a ver contenidos en 5 o 10 años más. Un día el cassette dejo de existir y así también lo hará la tv, al menos como la conocemos hoy”.

Para la cabeza de “Concert” “si el Estado advierte estos cambios y está interesado en fomentar el sector, algo que sería postivo es “un plan de microproducción que además de coproducir y financiar los primeros trabajos de las productoras emergentes las prepare para el manejo de proyectos más grandes a medida que vayan creciendo”. “Más allá de que nuestro proyecto no encaja en los esquemas del INCAA, CDA o TDA creo que todo su sistema de financiamiento está organizado para productoras que ya tienen antecedentes y experiencia. La puerta de entrada sin antecedentes (sin estructura de oficinas, empleados y un porfolio abultado) es muy chica o directamente está cerrada”, se lamenta.

El director y actor Martín Piroyanski, conocido por su serie “Tiempo Libre” también coincide en jubilar al concepto actual de televisión: “La TV se está fusionando con la Internet y creo que en un tiempo van a ser lo mismo”, afirma. En un alto entre la edición de una serie para el canal virtual de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y su actuación en el film “Permitidos”, el director subraya otro de los aspectos que el sector debe robustecer: “Por el momento se lo está tomando al contenido web como algo más económico, y los presupuestos siempre son bajos. Espero que en breve cambie esto y haya presupuestos lo suficientemente grandes como para que todos cobren lo correspondiente y la calidad sea más alta”.